El test de osmolaridad: ¿En qué consiste?
22/11/2024
13/01/2017
La llegada de los meses de invierno, no sólo implica un aumento en la incidencia de gripes y resfriados entre los más pequeños de la casa, sino que las bajas temperaturas, el viento y el sol, pueden ser perjudiciales para la salud ocular, sobretodo si se practican deportes de invierno, como el esquí o el snowboard.
Debemos tener en cuenta que la nieve refleja el 80-90% de la radiación ultravioleta. Además, la proporción de radiaciones aumenta un 10% cada 1000 metros de altitud, por lo que estamos más expuestos en las zonas de alta montaña.
Es por ello, que el uso de una protección ocular adecuada resulta fundamental durante la práctica de deportes de invierno. Debemos proteger la visión de los niños, no sólo mientras estemos esquiando, sino durante todo momento en que estemos expuestos a la luz, pues mientras el niño juega con la nieve o se desliza en un trineo sigue expuesto a los rayos UVA y UVB.
Además, el uso de unas gafas adecuadas nos va a proteger también de las inclemencias del tiempo, como el frío o el viento, así como de posibles traumatismos o entrada de cualquier partícula a alta velocidad en el ojo.
Las gafas deben ser homologadas, llevar el sello de la CE, y filtrar adecuadamente radiación UV, de lo contrario van a resultar más perjudiciales para la salud ocular de nuestros hijos.
En cuanto al tipo de material, hay que decantarse por elegir uno resistente (policarbonatos, orgánicos endurecidos) frente a golpes y arañazos, y ligero, para que el niño pueda llevarlas cómodamente durante toda la jornada.
Si además el cristal es polarizado, va a reducir sustancialmente los incómodos reflejos de la luz. Respecto a la forma, es preferible que estén personalizadas anatómicamente para lograr un mejor ajuste. Si no están bien adaptadas, pueden permitir la entrada de radiación no deseada por los laterales.
En el caso de pacientes con defectos de refracción (miopía, hipermetropía, astigmatismo), se pueden utilizar lentes de contacto combinadas con gafas con filtros adecuados, o bien gafas de deporte individualizadas y graduadas.
La protección solar deficiente en la nieve puede tener consecuencias en la salud ocular de los más pequeños tanto a corto como a largo plazo.
Una de las patologías más frecuentes durante la práctica de esquí, es la queratitis solar, también conocida como “la ceguera de invierno”.
Se trata de una inflamación de la córnea producida por exposición aguda a la radiación UV. Los síntomas se inician a las 6-12 horas tras exposición solar prolongada e incluyen enrojecimiento ocular, lagrimeo, dolor intenso, fotofobia y visión borrosa.
Entre las patologías que el sol puede causar a largo plazo, cabe destacar las cataratas, problemas degenerativos en párpados y conjuntiva y lesiones en la retina.
Debemos recordar que el daño producido por el exceso de exposición solar es acumulativo, siendo los niños y adolescentes especialmente vulnerables, pues su sistema visual está en pleno proceso de maduración.
Siguiendo estos consejos, junto con otras medidas como las revisiones oculares periódicas, una adecuada higiene visual y una alimentación variada, garantizaremos sin duda un adecuado desarrollo visual de nuestros hijos.
Charlamos con nuestra optometrista pediátrica Susana Escalera, que recibe en su consulta unos 30 niños al día. De su experiencia y habilidades depende que la visión de estos mini pacientes, algunos de los cuales son aún bebés, sea revisada de forma satisfactoria. Parece una tarea sencilla pero no lo es en absoluto.