Mejora de los ensayos clínicos de oftalmología con inteligencia artificial: aplicaciones, beneficios y desafíos
17/12/2024
30/06/2020
La nueva normalidad viene acompañada de un repunte estimado en un 15% de las patologías oculares. La principal causa es el aumento de la exposición a dispositivos electrónicos y pantallas en los tres últimos meses. Las dolencias asociadas a la disminución del parpadeo por fijar la vista en la pantalla –de 12 o 14 veces por minuto a una o dos– y la evaporación de la película de lágrima natural del ojo son el síndrome visual del ordenador y el ojo seco. A estas se les suman el incremento de conjuntivitis y el aumento de las miopías.
Sin embargo, las condiciones de teletrabajo y ocio a través de los dispositivos no son las únicas causas del aumento de las enfermedades oculares. La doctora Marta Mármol, oftalmóloga del Centro de Oftalmología Barraquer apunta a que el estrés negativo sufrido durante estos meses es también la razón de nuevos cuadros clínicos.
“La sociedad se ha enfrentado a una situación completamente nueva a causa del coronavirus. Miedo al contagio de la Covid-19, ansiedad durante el confinamiento, tensión y preocupación por amigos y familiares enfermos, los problemas económicos derivados del parón de actividad... Unas circunstancias que han generado estrés e incertidumbre en gran parte de la población española”, apunta Mármol.
La nueva normalidad viene acompañada de un repunte estimado en un 15% de las patologías oculares
Las manifestaciones a nivel ocular varían
“El estrés es una respuesta natural e inconsciente de nuestro cuerpo ante las situaciones desafiantes. Esta respuesta es necesaria y positiva para poder reaccionar y adaptarnos a los cambios de la vida. Sin embargo, cuando percibimos una de estas situaciones como muy amenazantes, cuando se produce un acontecimiento que nos hace pensar que va a poner en riesgo nuestro bienestar o cuando el estrés se convierte en crónico, entonces, puede repercutir negativamente en nuestra salud. Los mecanismos internos que se ponen en marcha afectan a, prácticamente, todo nuestro organismo; incluyendo por supuesto los ojos”.
Según el grado de estrés sufrido, de su duración en el tiempo y de las características de cada individuo, las manifestaciones a nivel ocular varían. Las más frecuentes e importantes son: mioquimias, temblores o espasmos localizados alrededor de los párpados “tics”; blefaritis, inflamación de los párpados; coroidopatía central serosa, afectación de la mácula, que es la zona más importante de la retina; o incluso en los casos más severos puede llegar a la pérdida de visión.
Tras el desconfinamiento, la situación no ha mejorado radicalmente. “Continuamos en pandemia y viviendo situaciones de cambio y adaptación, incluso llamamos a este nuevo periodo `la nueva normalidad´. Por otro lado, seguimos inmersos en una dinámica de uso exhaustivo de pantallas y muchas veces las condiciones ambientales en las que trabajamos siguen sin ser óptimas por la falta de luz natural, ambientes secos o falta de hidratación.”
Por ello, esta especialista del Centro de Oftalmología Barraquer recuerda que es más importante que nunca cuidar de nuestra salud ocular. “Recomendamos realizar una revisión oftalmológica completa con un especialista e implementar, como rutina, dos sencillas medidas de salud e higiene ocular”.
Nunca hay que frotar los ojos. Las manos arrastran suciedad y podemos introducir elementos no deseados en los ojos, o incluso provocarnos deformaciones en la córnea al rascarnos. Esta advertencia está más vigente que nunca ya que “los ojos son una fuente de contagio de la COVID-19 y un punto sin protección en ocasiones. En caso de tocarnos inadvertidamente los ojos es conveniente realizar un buen lavado con suero fisiológico o lágrimas artificiales sin conservantes para intentar eliminar en lo posible la presencia de virus.
Descansar la vista 5 minutos por cada hora en el ordenador; forzar el parpadeo; usar lágrima artificial; y procurar una estancia bien iluminada y con un ambiente no excesivamente seco.