Mejora de los ensayos clínicos de oftalmología con inteligencia artificial: aplicaciones, beneficios y desafíos
17/12/2024
10/09/2021
¿Por qué es importante realizar revisiones oculares periódicas a nuestros hijos?
El desarrollo integral y el rendimiento escolar del niño y adolescente depende en gran parte de la correcta evolución de su visión. Debemos recordar que la maduración visual se inicia en el nacimiento y finaliza aproximadamente a los 8-9 años de edad. Lo que no aprendemos a ver en la infancia no se va a recuperar posteriormente en la edad adulta. Es por ello que en caso de que exista patología ocular, resulta fundamental un diagnóstico y tratamiento lo más precozmente posible, ya que en ocasiones, más allá de esta etapa, puede ser irreversible.
¿Cada cuándo debemos realizar las revisiones?
Tras una primera valoración llevada a cabo por el neonatólogo y el pediatra en el nacimiento, más o menos a los 2 años, es importante realizar una revisión ocular completa por parte del especialista, para descartar la presencia de defectos refractivos, patología a nivel de segmento anterior y posterior del ojo, estrabismo u ojo vago. A partir de esa edad, y a pesar de que no exista sintomatología, lo ideal sería realizar una revisión anual hasta los 8-9 años. Posteriormente podemos espaciar los controles a bianualmente hasta alcanzar la mayoría de edad.
¿Cuáles son las patologías oculares más frecuentes en niños y adolescentes?
Los defectos de refracción (miopía, hipermetropía y astigmatismo), el estrabismo y el ojo vago son las principales patologías oculares que afectan la salud ocular de los más pequeños. Todos estos trastornos tienen un buen pronóstico y se pueden revertir únicamente si son tratados a tiempo.
¿Qué señales nos pueden avisar de que nuestros hijos padecen un trastorno visual?
Los signos o síntomas que deben alertar a los padres de que su hijo pueda presentar algún trastorno visual pueden ser, por ejemplo, dolor de cabeza al final del día, inclinación de la cabeza o tortícolis, desviación de uno o ambos ojos, presentar el párpado caído. Presentar tics, ojo rojo, lagrimeo, picor, así como también bajo rendimiento en la escuela y antecedentes familiares de alguna enfermedad visual.
¿Por qué debemos limitar a los niños el uso de pantallas electrónicas?
En las últimas décadas se ha detectado un aumento importante en la miopía en edad infantil, la disminución de actividades al aire libre, junto con el aumento de uso de pantallas y dispositivos electrónicos. Ambos son factores de riesgo para el desarrollo de la miopía o bien para la progresión de la miopía ya existente. Así, debemos siempre interpretar fomentar las actividades al aire libre de nuestros hijos e intentar disminuir las horas de uso diario de pantallas.
¿Cómo podemos cuidar la salud visual de los más pequeños?
Trabajar siempre con luz, preferentemente luz natural, en un ambiente bien ventilado, cuidando la postura corporal y la distancia del ojo al papel. Realizar descansos periódicos, utilizar el modo noche en las pantallas e intentar no abusar de los dispositivos electrónicos. Todas estas medidas, junto con revisiones oculares periódicas, nos van a permitir garantizar la salud ocular de lo más pequeños de la casa.
¿Cómo se mide la agudeza visual de los niños?
Hay dos factores importantes a tener en cuenta. Por un lado está la agudeza visual, que es lo que ve el niño y por otro está la refracción. Para medir la agudeza visual lo que hacemos es poner un test acorde a las necesidades del niño. Por ejemplo, para aquellos niños que no conocen todavía los números, ponemos dibujos que sean fácilmente reconocibles. Para la refracción, realizamos una prueba bajo cicloplegia. El cicloplégico es un colirio que lo que hace es dilatar la pupila, relaja la acomodación y podemos saber exactamente la graduación que tiene el niño.
¿Qué debemos tener en cuenta en la elección de las gafas para los niños?
Es muy importante que las gafas se ajusten bien a la cara del niño, por ejemplo, tenemos que tener en cuenta el tamaño, el puente que quede bien ajustado, la longitud de la varilla y sobre todo formas que sean ovaladas o redondeadas de manera que el niño no pueda mirar por encima de las gafas. Además, es importante intentar que el niño colabore en la elección de la montura para que sea más fácil el poder llevarla y sobre todo, tener unas gafas de recambio.
Charlamos con nuestra optometrista pediátrica Susana Escalera, que recibe en su consulta unos 30 niños al día. De su experiencia y habilidades depende que la visión de estos mini pacientes, algunos de los cuales son aún bebés, sea revisada de forma satisfactoria. Parece una tarea sencilla pero no lo es en absoluto.