El test de osmolaridad: ¿En qué consiste?
22/11/2024
07/07/2020
Siempre se había sentido limitado por su graduación pero, últimamente, era tan alta que tenía problemas incluso para enconar laboratorios que le hicieran lentes a medida, pues tenía 10 dioptrías de hipermetropía y 5 de astigmatismo. Así es como Antonio, de 65 años, vino a Barraquer interesado en la cirugía refractiva.
El paciente se puso en manos del doctor Milan Pešić, que recientemente había operado a su hermano con excelentes resultados. Tras valorar su caso, el doctor determinó que no se podía operar la córnea mediante cirugía refractiva láser. Además, había otro factor importante: por su edad, no tardaría mucho en desarrollar cataratas, lo que significaría someterse a una segunda intervención en un corto periodo de tiempo.
Los resultados han sido inmejorables: “Solo necesito gafas para poder leer y ya está. De lejos veo la tira, he quedado con cero dioptrías”, explica Antonio entusiasmado. Ahora ya no se da de bruces con los marcos de las puertas de casa, algo que le solía suceder antes al olvidarse las gafas en otra habitación, y cuando va a la playa con su nieto puede vigilarle tranquilamente desde la toalla. También disfruta de su gran afición, la artesanía con madera, que realiza con más facilidad. Una calidad de vida, gracias a la cirugía, que Antonio celebra haber recuperado.
Casi todos los usuarios de gafas y lentillas se plantean alguna vez reducir su graduación con las técnicas refractivas. En este capítulo les explicamos todas las opciones y les ayudamos a saber cuándo vale la pena operarse, quién es un buen candidato y por qué es tan importante elegir dónde hacerlo.