Mejora de los ensayos clínicos de oftalmología con inteligencia artificial: aplicaciones, beneficios y desafíos
17/12/2024
02/02/2024
Con la edad, es normal ir teniendo dificultad para la lectura o el uso de dispositivos electrónicos. Se trata de la presbicia, comúnmente llamada “vista cansada”: una condición que afectará a todas las personas, típicamente a partir de los 40 años. Se debe a la pérdida gradual de la capacidad de acomodación, el mecanismo fisiológico que nos permite enfocar los objetos cercanos. Es un proceso natural por el que dicha función, máxima durante la infancia, se va reduciendo paulatinamente hasta su total extinción hacia la séptima década de la vida. Se cree que la causa de la presbicia es una disminución de la elasticidad del tejido del cristalino (la lente en el interior del ojo) que va perdiendo su facultad de acortar la distancia focal del ojo.
Si bien existen soluciones como el uso de gafas o lentes de contacto, cada vez más personas consultan sobre la posibilidad de tratar la presbicia de forma más permanente. Aunque no existen reglas estrictas sobre cuándo puede operarse la presbicia, ciertas cuestiones pueden servirnos de guía.
Debe tenerse presente la naturaleza progresiva con la edad de la disminución en la acomodación. Por ello, la dificultad para ver bien de cerca parece aumentar gradualmente y solo se “estabiliza” cuando dicha función se ha agotado completamente pasados los 65 años. Esta progresividad condiciona las opciones de tratamiento según la edad.
La percepción personal de la presbicia dependerá de diversos factores. En primer lugar, el estado refractivo de los ojos, es decir, si había o no un defecto previo como la miopía o la hipermetropía. Los miopes tienen, de forma natural (sin corrección de gafas o lentillas), una distancia focal más próxima. Aunque hayan alcanzado la edad de la presbicia y su acomodación se haya reducido, a menudo no son conscientes de esto ya que pueden ver bien de cerca quitándose las gafas para lejos. Lo contrario ocurre en los hipermétropes, pues su defecto refractivo dificulta de por sí la visión de cerca (aunque, por otra parte, muchos hipermétropes se han habituado a una visión próxima imprecisa y la toleran mejor). La presencia de un defecto refractivo puede justificar una intervención más precoz, que al mismo tiempo podría tratar la presbicia.
Otro factor importante es el estilo de vida y las necesidades visuales individuales. Cuando una persona requiere una visión cercana clara y precisa, para su trabajo o actividades diarias, tenderá a acusar más pronto y en mayor medida este tipo de dificultad. Es posible que los métodos tradicionales de corrección resulten engorrosos o poco prácticos para ciertas actividades y todo ello lleve a considerar un tratamiento quirúrgico.
Las intervenciones sobre la presbicia tienen en todo caso carácter opcional. Es el paciente quien tomará la decisión, tras la consulta e información por el oftalmólogo especialista. Es necesario un examen completo del ojo para descartar cualquier patología que pueda afectar los resultados de la cirugía, contraindicarla o aumentar el riesgo de complicaciones, así como precisar la correcta funcionalidad y calidad óptica de todos sus componentes.
Incluso ante una condición de los ojos óptima para operar la presbicia, es esencial tener expectativas realistas sobre sus resultados. Aunque en general se mejora significativamente la visión de cerca y en la mayoría de las situaciones se logra independencia de las gafas, estas pueden ser aún necesarias en algún momento, como al leer en condiciones de poca luz o bajo contraste, o al mirar textos u objetos muy pequeños.
Hoy día disponemos de múltiples procedimientos para tratar la presbicia, cada uno con sus ventajas y consideraciones específicas, lo cual excede el alcance de este texto. De forma sucinta, las técnicas corneales con láser se orientan sobre todo a pacientes en el grupo de edad por debajo de los 50 años y en los que concurren defectos refractivos. Aunque sean efectivas para corregir la presbicia en ese momento, su efecto será limitado en el tiempo (unos lustros) debido a la progresión del déficit de acomodación. La única solución completa y definitiva para la presbicia sigue siendo el intercambio del cristalino (con o sin catarata) por una lente intraocular multifocal o de foco extendido. El especialista le podrá aconsejar sobre las mejores opciones en su caso, teniendo en cuenta todos estos factores.
Prof. Rafael I. Barraquer, director médico del Centro de Oftalmología Barraquer
Todos sufriremos la aparición de la presbicia o vista cansada a partir de los 40 años. Aunque su progresión suele resultar incómoda, actualmente disponemos de un amplio abanico terapéutico para que el paciente pueda afrontar esta etapa sin renunciar a su calidad de vida. ¿Qué es la presbicia? ¿Cómo es su tratamiento? ¿De verdad vale la pena operarse? Despejamos todas las dudas.