Mejora de los ensayos clínicos de oftalmología con inteligencia artificial: aplicaciones, beneficios y desafíos
17/12/2024
26/05/2023
Quinta generación de la familia Barraquer, hijo del Profesor Barraquer y el encargado de que el legado de la clínica siga bien vivo. Licenciado en Medicina por la Universidad Internacional de Cataluña (2016). Posteriormente realizó la especialización en Oftalmología en el Hospital universitario KBC de Zagreb (2023). Recientemente se ha incorporado al equipo del Centro de Oftalmología Barraquer.
¿El apellido Barraquer te influyó para estudiar Medicina y a especializarte en Oftalmología?
No es posible tener un legado tan grande y evitar las influencias que ello conlleva, en casa siempre se ha respirado oftalmología y por tanto, es de esperar que parte de ello haya debido de instilar en mí las ganas y el entusiasmo por una carrera tan bonita. Por otra parte, mentiría si dijera que después de haberse plantado esa semilla no creciera independientemente con el tiempo en una experiencia muy reveladora a la vez que gratificante. Después de todos estos años de formación entiendo por qué se dice que los médicos tenemos una tendencia "vocacional": una vez dentro, no quieres salir.
¿Cómo fueron tus inicios, qué recuerdas de tu etapa de residente?
Como residente me llevo las amistades que me acompañaron por el camino: mis co-residentes, en un hospital se pasan muchas horas y la hermandad que se genera trasciende el tiempo y el espacio, se quedan contigo siempre. Las primeras guardias son una verdadera prueba de fuego, en ellas descubres no solo lo que sabes y cómo aplicarlo sino lo bien que puede funcionar un equipo independientemente de la hora o el lugar, pero sobre todo, el agradecimiento del paciente. Él sabe que has dormido poco y que sufres con él la preocupación por algo tan fundamental como la vista, y cuando se va a casa con una solución entiendes por qué todo ese esfuerzo vale la pena.
¿Qué te ha llevado a especializarte en las áreas de córnea, superficie ocular y cirugía refractiva?
Dicen que no hay mejor profesor que tu padre y, en mi caso, tengo la suerte de que es Profesor en el sentido literal de la palabra ¡y nada menos que en oftalmología! Creo que en lo que respecta a mi carrera médica como oftalmólogo empezar subespecializándome en córnea, superficie ocular y cirugía refractiva es el primer paso lógico dadas las circunstancias, pero no descarto profundizar en las demás subespecialidades.
Tu abuelo es una figura muy querida por los pacientes, ¿cómo lo recuerdas?
El abuelo siempre tuvo un don con las manos y con las palabras, inspiró y sacó una sonrisa a todo el mundo a su alrededor, no solo a los pacientes, sino a todo su equipo. Espero poder añadir mi propio toque combinando lo que me han dado las tres figuras más importantes en este aspecto, la trifecta que me ha enseñado todo lo que sé: mi abuelo, mi padre y mi madre.
¿Cómo es tu día a día? ¿Qué es lo que más te gusta de tu profesión?
Cada día es distinto, cada paciente un mundo. Me gusta que nuestra profesión nos permita conectar con el paciente en la consulta y, de manera conjunta, poder solucionar los problemas que trascienden los fármacos y colirios, usando las manos en el quirófano. Este aspecto ambivalente refresca la vivencia del trabajo para nosotros y nos otorga múltiples herramientas a ofrecer a nuestros pacientes, algo que sucede en pocas especialidades.
¿Cómo ves el futuro del Centro de aquí a 10 años?
Mi visión del futuro para Barraquer es una de tradición e innovación; el Profesor Ignacio Barraquer, fundador de la clínica, siempre intentó innovar en todo campo que tocara, desde la arquitectura a la oftalmología. Su legado se vive aún en los pasillos de Barraquer. En materia oftalmológica y afrontando la práctica clínica diaria de la época, se inspiró, en parte, por grandes mentes de la oftalmología europea de la época e ideó multitud de técnicas e instrumentos que aún hoy en día se usan o, en su defecto, versiones mejoradas de las mismas. Esa es mi visión, innovar generando ideas, materializarlas o intentándolo y, con un poco de suerte, inspirar a toda una generación de oftalmólogos para hacer lo mismo y, quizás, incluso mejor.
Con un trabajo tan absorbente ¿qué haces para desconectar?
Es muy probable que si no fuera por mi novia y mis buenos amigos acabaría totalmente absorbido por este fascinante trabajo. Les agradezco encarecidamente que me recuerden que hay vida después de la oftalmología y es que a veces nos olvidamos. Paradójicamente, encuentro que este concepto es una parte fundamental para nuestro trabajo, ya que las buenas ideas no siempre se encuentran en el mismo sitio.