Mejora de los ensayos clínicos de oftalmología con inteligencia artificial: aplicaciones, beneficios y desafíos
17/12/2024
05/12/2023
El pterigion, una afección ocular caracterizada por el crecimiento anormal de tejido en la conjuntiva, ha sido objeto de atención y tratamiento durante siglos. Cuando el pterigion va creciendo puede causar molestias oculares, provocar astigmatismo e invadir la córnea ocasionando su opacificación. En estos casos es recomendable operarlo.
A medida que la medicina ha evolucionado, también lo han hecho las técnicas quirúrgicas para minimizar la recurrencia del pterigion y mejorar los resultados. Actualmente se utilizan adhesivos tisulares para evitar las suturas tradicionales.
La cirugía del pterigion sin suturas consiste en extraer el pterigion y colocar tejido sano en su lugar con la ayuda de un pegamento tisular. La extirpación simple del pterigion puede provocar la recidiva, que vuelva a salir el pterigion de nuevo, por lo tanto es recomendable colocar siempre que se pueda un injerto conjuntival.
Durante la cirugía, que se realiza con anestesia local, retiramos bien el pterigion en toda la zona que está invadiendo la córnea y en la parte de la conjuntiva, limpiando bien todo el tejido fibroso que se ha ido formando con el paso de los años, dejando la zona lo más limpia posible.
Toda esta área se va a recubrir con un injerto, que se toma del mismo ojo, de la conjuntiva, normalmente del cuadrante temporal superior, debajo del párpado superior. Para colocarlo utilizamos un pegamento biológico a base de fibrina, que engancha el tejido perfectamente.
Una vez terminada la cirugía se coloca una pomada antibiótica, y un apósito, un vendaje compresivo, para tener el injerto en posición durante unas 24 o 48 h hasta que se consiga una buena cicatrización.
En el postoperatorio puede estar el ojo rojo unos días o se pueden experimentar algunas molestias. El paciente requiere de un tratamiento a base de corticoides, antibióticos y una abundante lubricación tópica con pomadas, geles y lágrimas artificiales para que el injerto vaya prendiendo y vaya uniéndose a los tejidos de alrededor.
Con esta técnica obtenemos un porcentaje de recurrencias del pterigion muy bajo. Al no emplear suturas, el postoperatorio del paciente también es más confortable. En general, el resultado es muy satisfactorio porque es una operación que en manos expertas obtiene buenos resultados y donde la apariencia cosmética final suele ser excelente.
Dra. Miriam Barbany, oftalmóloga del Centro de Oftalmología Barraquer