La importancia de la presión intraocular
03/12/2024
Los microimplantes de drenaje en glaucoma, las llamadas técnicas MIGS (minimally invasive glaucoma surgery) o microinvasivas, son las nuevas opciones quirúrgicas para el control de la hipertensión ocular y tratamiento del glaucoma.
Todas ellas tienen en común realizar la menor manipulación de los tejidos oculares, recurriendo a la máxima seguridad y eficacia posibles. Al ser técnicas menos invasivas, también comportan menores riesgos y menos molestias postoperatorias para el paciente.
En la última década se han desarrollado varios dispositivos quirúrgicos para el control de la hipertensión ocular y del glaucoma. Para poder encasillarse bajo el término MIGS, se requiere que cumplan estas cinco cualidades:
Estos nuevos métodos quirúrgicos pueden beneficiar a pacientes con glaucomas de ángulo abierto, en un estadio de daño glaucomatoso de incipiente a moderado, pudiendo ser una alternativa a algunos tratamientos médicos y láser.
Los MIGS son una opción a contemplar también para el abordaje de dos patologías frecuentemente asociadas como son la catarata y el glaucoma en un mismo tiempo quirúrgico, lo que representa una gran ventaja para el control de la enfermedad.
De entre los distintos MIGS de los que se dispone, los criterios para aplicar una técnica o bien otra dependen básicamente del estado evolutivo de la enfermedad, de características oculares como el estado de la conjuntiva y de la córnea, así como el grado de amplitud angular.
Los pacientes con glaucomas en fases más avanzadas son candidatos a otras técnicas quirúrgicas como son las cirugías filtrantes (trabeculectomía, esclerectomía profunda no perforante) y los dispositivos valvulares de drenaje (Ahmed o Baerveldt, como los más representativos).
El glaucoma normalmente se debe a un aumento de presión ocular derivado de un exceso de líquido (humor acuoso) cuando se bloquean los canales de drenaje del ojo. La misión de estos dispositivos, que están hechos de materiales biocompatibles, es favorecer la filtración de este humor acuoso, para restituir el equilibrio entre la entrada y la salida del mismo y así regular la presión intraocular.
Habitualmente se utiliza un inyector para implantarlos. Como se ha comentado, estas técnicas quirúrgicas pueden llevarse a cabo de manera aislada, o bien combinadas con la extracción de catarata.
El resultado principal de estos microimplantes es disminuir la presión ocular.
Comparado con el tratamiento con colirios hipotensores, que dan lugar a oscilaciones en la presión del ojo entre dosis, y exige a los pacientes ser muy constantes en su aplicación, los MIGS ofrecen unos niveles de presión más regulares.
Frente al resto de cirugías filtrantes “clásicas” para tratar el glaucoma, estos dispositivos tienen la ventaja de que los procedimientos para implantarlos son más cortos, menos invasivos y habitualmente necesitan menos visitas postoperatorias.
Estos nuevos dispositivos ahorran posibles complicaciones. Los implantes MIGS acortan los tiempos quirúrgicos, así como el postoperatorio, reduciéndolo a pocas semanas. Ello se traduce en menos riesgos para el paciente.
Durante la cirugía suelen ocurrir pocas complicaciones. Pueden producirse pequeños sangrados dentro del ojo durante la intervención. En este caso, la visión podría verse afectada y el paciente vería borroso durante unas semanas hasta su completa reabsorción.
Como en todas las cirugías de glaucoma, con el paso del tiempo el efecto hipotensor de estos implantes puede dejar de ser efectivo. En la mayoría de los casos esto sucede por la cicatrización de los tejidos y la aparición de fibrosis. Cuando esto ocurre, se debe proceder a implantar medidas adicionales para controlar la presión del ojo.
Aunque son excepcionales, como en todas las cirugías existe un posible riesgo de infección.