La importancia de la presión intraocular
03/12/2024
07/05/2024
Los nevus, también comúnmente conocidos como lunares o pecas, son lesiones más o menos pigmentadas que pueden aparecer en diversas partes del organismo, sobre todo en la piel y también, aunque con menor frecuencia, en el fondo del ojo (en un tejido denominado úvea posterior o coroides). A pesar de que en la mayoría de los casos los nevus coroideos no representan un problema de salud grave, es importante saber que requieren atención médica altamente especializada.
A diferencia de los lunares cutáneos, los nevus coroideos no están relacionados con la exposición al sol. Estas lesiones son en gran parte congénitas y suelen estar presentes desde el nacimiento o desarrollarse durante la infancia. Aunque la mayoría de los nevus son benignos, tienen tendencia a crecer (sobretodo en pacientes jóvenes) y, ocasionalmente, algunos pueden degenerar a una lesión maligna.
El control periódico de un nevus es esencial. El oftalmólogo debe realizar un examen minucioso para descartar signos clínicos que podrían comportar mayor riesgo potencial de conversión a una lesión maligna. En algunos casos, es necesario recurrir a pruebas de imagen adicionales, como la retinografía con autofluorescencia, la ecografía ocular y la tomografía de coherencia óptica, para obtener datos más precisos de la lesión. Entre los signos clínicos más relevantes que debe analizar el médico destaca el tamaño del nevus (tanto en extensión como en altura), su crecimiento documentado, la presencia de líquido o pigmento asociado y el comportamiento de la lesión en el estudio ecográfico. En función de los hallazgos de la exploración clínica el oftalmólogo especialista decidirá la periodicidad con la que el paciente debe realizar los controles.
Según los estudios publicados en la literatura internacional, tan solo un 0,0005% de los nevus puede convertirse en un melanoma. Cuando un nevus coroideo ya presenta varios signos de transformación a melanoma es recomendable realizar un estudio de extensión para valorar si hay dispersión de células hacia otros órganos. En estos casos es imprescindible contar con un equipo médico multidisciplinar. Los casos con diagnóstico compatible con melanoma, incluso de pequeño tamaño, se deben tratar con métodos conservadores muy especializados (láser, radioterapia local -braquiterapia- o resección quirúrgica) o bien con enucleación del globo ocular en el caso de que la tumoración sea de gran tamaño o no responda a otras alternativas.
Dr. Javier Elizalde, oftalmólogo del Centro de Oftalmología Barraquer