La relación entre la celiaquía y la salud visual
16/01/2025
21/01/2025
Las infecciones oculares son condiciones comunes que pueden variar desde leves hasta graves. Estas infecciones pueden ser causadas por bacterias, virus, hongos o incluso parásitos. En muchos casos, la infección se presenta con síntomas como enrojecimiento, dolor, picazón, secreción o visión borrosa. Si no se tratan adecuadamente, las infecciones oculares pueden llevar a complicaciones serias, como daño en la córnea, pérdida de visión e incluso ceguera.
Una de las infecciones oculares más frecuentes es la conjuntivitis, también conocida como "ojo rojo". Esta afección afecta la conjuntiva, la membrana que recubre la parte blanca del ojo y el interior de los párpados. La conjuntivitis puede ser viral, bacteriana o alérgica. La viral, generalmente causada por adenovirus, es altamente contagiosa y se acompaña de secreción acuosa, picazón y, a menudo, síntomas respiratorios como dolor de garganta o fiebre. La forma bacteriana, por otro lado, se caracteriza por una secreción más espesa, amarillenta o verdosa, y también puede ser contagiosa, aunque el tratamiento con antibióticos suele ser eficaz para controlarla.
Otra infección común es la queratitis, que afecta a la córnea, la parte central y transparente del ojo. La queratitis puede ser causada por bacterias, virus (como el herpes simple), hongos o incluso por protozoos (un tipo de parásitos) como la acantamoeba debido al uso inadecuado de lentes de contacto. Los síntomas incluyen dolor ocular intenso, visión borrosa, sensibilidad a la luz y enrojecimiento. En casos graves, la queratitis puede causar cicatrices en la córnea y afectar la visión permanentemente si no se trata a tiempo.
La blefaritis es una infección que afecta los bordes de los párpados, donde nacen las pestañas. Esta condición puede ser causada por bacterias o por ectoparásitos como el Demodex. Se manifiesta por enrojecimiento, picazón, formación de costras en las pestañas y sensación de cuerpo extraño en el ojo. Aunque la blefaritis no suele poner en peligro la visión, puede ser incómoda y difícil de tratar, requiriendo un manejo a largo plazo.
Las infecciones por hongos son menos comunes, pero pueden ser graves. Son más frecuentes en personas que usan lentes de contacto o que tienen sistemas inmunológicos debilitados. La queratitis fúngica, por ejemplo, suele ocurrir tras un trauma en la córnea con material vegetal, como ramas o hierba. Los síntomas incluyen enrojecimiento, dolor, secreción y sensibilidad a la luz, y, si no se tratan, pueden provocar pérdida de visión.
Las infecciones parasitarias, aunque raras, también pueden afectar los ojos. La toxoplasmosis ocular, causada por el parásito Toxoplasma gondii, es una de ellas. Esta infección puede causar daño a la retina y pérdida de visión, especialmente en personas con sistemas inmunológicos comprometidos, como los que padecen VIH/SIDA.
La prevención de las infecciones oculares incluye el lavado frecuente de manos, el uso adecuado de lentes de contacto, evitar compartir productos de maquillaje y acudir al médico ante los primeros síntomas de irritación ocular. Ante cualquier signo de infección, es fundamental buscar atención médica temprana para evitar complicaciones graves.
Dr. Victor Charoenrook, oftalmólogo del Centro de Oftalmología Barraquer