La cirugía del iris: avances y aplicaciones
24/12/2024
11/01/2018
Cada vez es mayor el número de dispositivos electrónicos que utilizamos. Y también resulta relativamente frecuente atribuir a sus pantallas una serie de efectos perniciosos para la visión, que en muchos casos carecen de fundamento.
En general, la imagen de una pantalla, sea del televisor, del ordenador o de otro dispositivo electrónico, no es estática, sino que se forma por la sucesión continua de imágenes, lo que provoca cansancio visual.
Otra práctica que incide en esta fatiga es que cuando utilizamos ordenadores o móviles, estamos constantemente mirando a corta distancia, lo cual supone un esfuerzo de enfoque superior al que empleamos en la visión lejana.
La fatiga visual se puede traducir en sensación de cansancio, molestias oculares e incluso dolor de cabeza, sobre todo en el caso de padecer un pequeño defecto refractivo no corregido con las gafas adecuadas.
En definitiva, puede decirse que la visualización de pantallas no conlleva riesgos graves para la visión, pero la sobreexposición a las mismas o su uso en condiciones no óptimas pueden llevar aparejado cansancio visual, que será más marcado si el paciente presenta defectos previos en el ojo no corregidos.
En nuestros días, es relativamente frecuente encontrar personas que presentan molestias inespecíficas, somnolencia, sensación de sequedad e irritación de los ojos por un uso intensivo del ordenador.
Todos estos síntomas se pueden atribuir a la disminución del parpadeo y la consecuente mengua en la secreción lagrimal, sobre todo en ambientes con aire acondicionado y baja humedad.
Los síntomas de “ojo seco” son variados y consisten en quemazón, ardor, enrojecimiento, picor, sensación de arenilla, etc.; sintomatología extremada, como decíamos, por ambientes con humo, polvo, aire acondicionado, viento o poca humedad. También una mala tolerancia a las lentillas de contacto puede ser un agravante del “ojo seco”.
En cuanto al uso de pantallas, la poca frecuencia del parpadeo debido a la fijación visual hace que las lágrimas evaporen rápidamente, desencadenando una mala lubricación de los ojos.
Los afectados suelen quejarse de “ojo rojo” y molestias afines al final del día, o de visión fluctuante tras una jornada prolongada frente a la pantalla.
Con una precisa exploración, se puede estudiar la cantidad y la calidad de las lágrimas y así contar con un buen plan de tratamiento si uno padece de “ojo seco”.
Como tratamiento paliativo básico, la higiene palpebral, el uso de lágrimas artificiales, evitar ambientes irritativos, el uso de gafas protectoras y el periódico descanso de la vista en las jornadas de esfuerzos visuales ayudan al paciente a mejorar los síntomas. Asimismo, una dieta rica en ácidos grasos esenciales, como la que producen los frutos secos o el pescado azul, puede ser beneficiosa.