Los síntomas del desprendimiento de retina
18/11/2024
07/07/2014
El centro de oftalmología Barraquer iniciará de forma pionera en nuestro país la colocación de “chips” en la retina, concretamente mediante implantes maculares, a pacientes ciegos o con baja visión, facilitando lo que se conoce popularmente como visión artificial.
Implante ARGUS II
El Dr. Jeroni Nadal, coordinador de la Unidad de Vítreo-retina de Barraquer, ha sido elegido por la empresa Second Sight (USA), diseñadora del implante ARGUS II, para su desarrollo en España. Barraquer, como centro de excelencia, iniciará la colocación de estos implantes en pacientes con baja visión afectos de Retinosis Pigmentaria.
Esta patología es la causa más frecuente de degeneración hereditaria de la retina. Su origen es una alteración de los genes, que ocasiona degeneración y apoptosis (muerte celular) de los fotorreceptores (células de la retina), de los bastones (responsables de la visión del campo periférico) y, en las fases finales, de los conos (visión central), provocando ceguera.
Este tipo de implante, aprobado por la FDA americana y por la CE, puede devolver la visión a pacientes con enfermedades que afectan las capas externas de la retina. Aunque inicialmente se ha aprobado para la Retinosis Pigmentaria ya han sido tratados con éxito pacientes afectos de enfermedad de Stargardt y podría usarse en un futuro en la degeneración macular asociada a la edad de tipo atrófico o seca.
Su funcionamiento
Argus II es un implante que unido a una cámara HD externa y a un procesador estimula directamente la retina interna, generando un estímulo visual en las vías ópticas y mejorando la visión en el paciente tratado.
En concreto el equipo dispone de una cámara de vídeo en miniatura ubicada en las gafas del paciente que capta una escena. El vídeo se envía a un pequeño ordenador que lleva el paciente donde se procesa.
Estas instrucciones se transmiten de forma inalámbrica al implante retiniano. Una vez ahí el chip convierte las señales en pequeños pulsos de electricidad que pasan por alto los fotorreceptores dañados de la mácula y estimulan directamente las células restantes de la retina, que transmiten la información a través del nervio óptico al cerebro, creando la percepción de patrones de luz.